R&G

haecceitas

  1. Ni el dinero ni el crédito constituyen un factor de producción. Los deudores hacen el trabajo para pagar a sus acreedores. Esto significa que el interés no es un rendimiento que «se devuelve a un factor de producción». Es poco el crédito que se utiliza para expandir la producción o la inversión de capital. La mayor parte del mismo se emplea en transferir la propiedad de activos.
  2. En el caso de que los fondos del préstamo no se utilicen para obtener ganancias suficientes para pagar al acreedor (crédito productivo), los intereses y el principal deberán pagarse de otras fuentes de ingreso o mediante la venta de bienes del deudor. Semejante tipo de préstamo es depredador.
  3. El objeto de los préstamos abusivos en gran parte del mundo es lograr que la mano de obra trabaje para pagar las deudas (peonaje por deudas), ejecutar la tierra de los deudores y, en los tiempos modernos, obligar a los Gobiernos atados por la deuda a privatizar recursos naturales e infraestructura pública.
  4. La mayor parte de las herencias son derechos financieros sobre la economía en general. En la Antigüedad, la ejecución por impago era la palanca más importante para sustraer la tierra a los derechos de tenencia tradicionales que se heredaban dentro de la familia. (Los primeros acreedores se hacían adoptar como primogénitos). Hoy en día, la mayoría de las reclamaciones financieras lo son sobre la renta del suelo, lo que hace que la propiedad quede «democratizada» a crédito.
  5. La mayor parte de la deuda que devenga interés siempre ha sido depredadora, a excepción de la concesión de créditos para el comercio. Cuando se ha de soportar una deuda estructural creciente, se reduce la inversión material y el crecimiento económico.
  6. La tasa o tipo de interés nunca ha reflejado la tasa de ganancia, el aumento de la productividad física ni la capacidad del prestatario para pagar. Los tipos de interés más tempranos fueron concebidos simplemente para facilitar el cálculo matemático: 1/60 por mes en Mesopotamia, 1/10 anual en Grecia y 1/12 en Roma. (Estas fueron todas las fracciones de unidad en sus respectivos sistemas fraccionarios). En los tiempos modernos la tasa de interés se ha establecido principalmente para estabilizar la balanza de pagos y, por lo tanto, el tipo (los tipos) de cambio. Desde 2008 se ha fijado en un nivel bajo para volver a inflar los precios de los activos y las ganancias de los bancos.
  7. Toda tasa de interés implica un tiempo de duplicación para el dinero pres tado. Véase la regla del 72 (por ejemplo, cinco años en Mesopotamia).
  8. Los acreedores modernos evitan la cancelación pública de las deudas (y la transformación de los bancos en un servicio público) con la presuposición de que los préstamos proporcionan un beneficio mutuo, en el que los prestatarios ganan (acceso a los bienes de consumo ahora y no después, o bien dinero para montar un negocio o comprar un activo que rinde lo suficiente como para pagar al acreedor con los intereses y todavía dejar un beneficio para el deudor).
  9. Esta imagen de los préstamos productivos no es representativa del sistema bancario en su conjunto. En lugar de servir a las corrientes de producción de la economía, a su base, el sector financiero (tal y como está organizado a día de hoy) lleva el peso de la economía a la parte superior, mediante la transferencia de activos e ingresos a una clase de acreedores cada vez más hereditaria.
  10. El crecimiento exponencial de la deuda encoge y ralentiza los mercados y la inversión, reduciendo así la capacidad de la economía para pagar las deudas e incrementando las ratios deuda/producción y deuda/ingresos.
  11. El volumen creciente de la deuda altera la distribución de los títulos de propiedad, a menos que las autoridades públicas intervengan para cancelar deudas y revertir expropiaciones. En la Antigüedad se instituyeron proclamaciones reales («jubileos») para liberar a siervos y restituir tierras que habían sido ejecutadas.
  12. La cancelación de deudas era políticamente más fácil de hacer cuando los Gobiernos o las instituciones públicas (templos, palacios o las autoridades civiles) eran los principales acreedores, pues en tal caso cancelaban deudas contraídas con ellos mismos. Esta es una de las razones de por qué los Estados deberían ser los principales proveedores de dinero y de crédito en tanto que servicio público.

Matar al huésped Michael Hudson

Enter your email to subscribe to updates.