haecceitas
Oh my God!
“There’s class warfare, all right,” Mr. Buffett said, “but it’s my class, the rich class,
that’s making war, and we’re winning.”
https://www.nytimes.com/2006/11/26/business/yourmoney/26every.html
”...a fin de manejar la nube, se necesita un sistema de seguimiento que controle este funcionamiento, y este sistema, por definición, ha de permanecer oculto a los usuarios. La paradoja es que, cuanto más personalizado está el pequeño objeto (smartphone o iPod) que tengo en la mano, cuanto más fácil de usar y «transparente» es su funcionamiento, más se basa toda su configuración en el trabajo llevado a cabo en otra parte, en un gran circuito de máquinas que coordinan la experiencia del usuario. Cuanto más no alienada, espontánea y transparente es nuestra experiencia, más se ve regulada y controlada por la invisible red de agencias estatales y grandes compañías privadas que siguen sus prioridades secretas. Lo que convierte en tan peligroso este control global no es que perdamos nuestra intimidad, que todos nuestros secretos se expongan a la vista del Gran Hermano. No hay ninguna agencia estatal capaz de ejercer un control tan grande, y no porque no sepan lo suficiente, sino porque saben demasiado. Tan sólo el tamaño de los datos es excesivo, y a pesar de sus intrincados programas para detectar mensajes sospechosos, los ordenadores que registran tantos detalles son demasiado estúpidos para interpretarlos y evaluarlos de manera adecuada, lo que lleva a errores ridículos en los que ciudadanos inocentes aparecen en listas de terroristas en potencia. Esto es lo que hace que el sistema estatal de control de nuestras comunicaciones sea tan peligroso. Sin saber por qué, sin hacer nada ilegal, todos podemos encontrarnos de pronto en una lista de posibles terroristas. Recordemos la legendaria respuesta del director de un periódico de William Randolph Hearst a la pregunta de éste de por qué no quería tomarse unas merecidas vacaciones: «Me temo que si me voy de vacaciones reine el caos, todo se derrumbe. Pero aún me da más miedo descubrir que, si me voy, las cosas vayan sobre ruedas, lo que sería la prueba de que ya no me necesitan.» Algo parecido se puede decir del control estatal de nuestras comunicaciones: ya no deberíamos temer no poder guardar ningún secreto, que las agencias estatales lo sepan todo; lo que deberíamos temer, en cambio, es que no lo sepan...
En: (2014) Problemas en el paraíso.
Paul Krugman, sobre la ley de seguridad nacional húngara de 2012
(¿Si EEUU lo hace, por qué va a estar mal que lo haga Hungría?) (Ergo, panóptico para todos)
”...permite al círculo más íntimo del gobierno espiar a la gente que desempeña cargos públicos importantes. Con esta ley, muchos funcionarios del gobierno deben «consentir» que se les observe de la manera más intensiva (teléfonos intervenidos, micrófonos en sus casas, que se lean sus e-mails) durante hasta dos meses al año, sólo que no sabrán cuáles son esos 60 días que estarán bajo vigilancia. Quizá imaginarán que están bajo vigilancia constantemente. Quizá ésa es la cuestión. Más de veinte años después de que los húngaros abandonaran el mundo retratado en 1984, la novela de George Orwell, la vigilancia estatal ha vuelto...
...Los dirigentes del gobierno húngaro dirán que lo que están haciendo no es nada nuevo... Ahora sabemos que el gobierno de los Estados Unidos ha estado recopilando llamadas telefónicas y correos electrónicos, por lo que ¿cómo va a criticar nadie lo que está haciendo el gobierno húngaro?”
https://krugman.blogs.nytimes.com/2013/06/17/1984-hungarian-edition/?_r=o
(Citado por Zizek en (2014) Problemas en el paraíso)